viernes, 30 de diciembre de 2011

TRASLACIÓN DEL APÓSTOL SANTIAGO (En España)


30 de diciembre



TRASLACIÓN DEL APÓSTOL SANTIAGO
(En España)


  Corría el año 42 después de Cristo cuando Herodes Agripa manda decapitar a Santiago el Mayor, discípulo de Cristo. San Lucas narra como su cuerpo fue arrojado fuera de la ciudad para que fuera devorado por los perros y las fieras, pero sus discípulos lograron rescatarlo y lo embarcaron en el puerto de Jope. Tras siete días de navegación arribaron al puerto de Iria Flavia (la actual Padrón), atando la embarcación a una roca donde posaron el cuerpo de su maestro, roca que fue cediendo hasta convertirse en el sarcófago del Santo.

   Los discípulos se dirigen entonces a la corte de la reina Lupa para solicitarle una parcela para sepultar al Apóstol; la reina los envió a la cercana corte del rey Duyo, enemigo del cristianismo, quien los encarceló. Un ángel los liberó y, cuando eran perseguidos, se produjo el milagro del hundimiento de un puente que acabó con los perseguidores. Volvieron a la corte de Lupa, quien de nuevo intentó deshacerse de ellos aconsejándoles que unciesen el carro con unos supuestos bueyes mansos que eran, en realidad, toros salvajes. Los animales, olvidando su fiereza, se dejaron uncir, milagro que hizo que la reina Lupa se convirtiera al cristianismo y cediera su palacio para iglesia y sepultura del Apóstol.

   Casi ocho siglos más tarde, hacia el año 813 según la leyenda, unos pastores observaron una estrella que poseía una luminosidad extraña. La luz iluminaba el monte llamado Libredón, futuro asentamiento de Santiago de Compostela, que fue limpiado de maleza por orden del obispo. Bajo la maleza se halló el arca marmórica con los restos, que el obispo Teodomiro, por revelación divina, aseguró que pertenecían al Apóstol Santiago. El rey astur Alfonso II el Casto visita el lugar y ordena construir la primera iglesia dedicada a Santiago. Este es el origen de la basílica actual, de la ciudad y del camino santiagués que durante siglos atrajo, y atrae, peregrinos de todos los confines de Europa. Santiago se convierte en símbolo de la Reconquista frente a los moros, en una época especialmente dada al culto de reliquias de santos.

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